La vida sigue su curso, dando enérgicas pinceladas
María Villamayor Martín
El innovador pedagogo decimonónico, Francisco Giner de los Ríos, lo tenía claro al igual que el gran pintor neerlandés: aprender de la naturaleza no tiene parangón. Nada puede igualar a esa extraordinaria profesora que nos sorprende a lo largo de nuestra vida enseñándonos siempre algo nuevo y distinto. Como los artistas que se presentaron al IX Concurso de Pintura del parque.
A lo largo de nuestra existencia, aunque no seamos conscientes de ello, muchos educadores tienen cabida. Unos nos instruyen en las diferentes disciplinas de nuestra vida estudiantil durante las etapas de la enseñanza reglada. Otros nos aleccionan con su experiencia vivida, su saber popular, sus creencias y valores tradicionales. Quizás, los que nos calan más y nos imprimen más carácter, son los que nos acompañan en el periodo de pubertad. Esa fase donde nadie nos comprende y el mundo está contra nosotros, es, sin lugar a dudas, cuando nos conformamos como la persona adulta que seremos. Decidimos cuáles son nuestras preferencias y hacia dónde queremos dirigirnos en nuestro futuro.
Al igual que en el Renacimiento se introdujeron de forma paulatina pero irreversible diversas novedades en materia de pintura, así avanza 2024, como un niño que pasa a adolescente, le cambia la voz y crece en estatura. El año ya tiene ansias de libertad e independencia y se quiere expresar de manera diferente. Una forma perfecta de hacerlo es la pintura, que se inicia como técnica de expresión humana hace 32000 años, con las primeras pinturas rupestres en las paredes de las cavernas; para llegar a ser totalmente trasgresora y vanguardista en el siglo XX con el cubismo, el surrealismo y el abstractismo. Como un joven audaz y atrevido que no se pone límites en sus expectativas y que tiene ideas nuevas que quiere poner en práctica en su futuro, así llegamos a junio; el año se vuelve más activo en los meses de florecimiento y estío. Una dinámica afín a la mocedad; inmediatos en la búsqueda de respuestas, impacientes ante el paso lento del tiempo, impulsivos en su toma de decisiones, vigorosos, entusiastas y con capacidad adaptativa.
Empezamos el verano como se comienza la adolescencia y se pasa por ella: contraviniendo todo lo establecido. El tiempo atmosférico es más frío y lluvioso de lo normal en estas fechas. Todos esperábamos temperaturas más altas, pero parece que Aestas (la personificación romana del verano) se hubiera quedado dormida y le costara desperezarse. Desde el miércoles la predicción meteorológica no era halagüeña; daban tormentas todos los días y según avanzaba la semana, más lluvia y durante más horas del día. Con esta perspectiva, afrontamos el último sábado de junio el sellado de los lienzos Nataly y yo. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa al ver que antes de las nueve ya había gente esperando para sellar su lienzo! Las dieciséis personas que decidieron ponerse a pintar, a pesar de que no estaba muy claro hacia dónde se decantaría el tiempo, si hacia un tímido sol o hacia una cortina de lluvia, nos hizo sentir que el esfuerzo que íbamos a realizar se vería recompensado.
Por fin, a las seis y media de la tarde, se conocían los ganadores de este año en un evento en el que, se congregaron alrededor de cuarenta personas.
Este año los premiados del IX Concurso de Pintura han sido:
- Primer premio: Desde La Pedriza de Jesús Antonio Rubio Escudero.
- Segundo premio: Manzanares 2024 de Raúl Sánchez Muñoz.
Debido a la calidad que encontró en dos de las obras, además de las premiadas, el jurado decidió dar dos menciones de honor a:
- El montañero de Patricia Jiménez Molina.
- Hogar adentro de Adrián Gómez Gómez-Álvarez.
Concluido el acto, fui la encargada de llevar a sus domicilios a dos de los jurados. Qué manera más entretenida e ilustrativa de terminar mi jornada del sábado. Durante el trayecto en coche fuimos conversando y, como no podía ser de otra manera, surgió el tema del concurso. ¡Qué gusto da escuchar a dos grandes damas de la pintura! ¡Cómo explicaban la luz que había tenido el día y que no era la idónea para ver los distintos tonos de los árboles! ¡Cómo expresaban la dificultad de pintar sombras! ¡Cómo estaban de acuerdo en la volatilidad del cielo y las nubes y lo que entrañaba intentar plasmarlos!
Cada año, aprendo algo desconocido para mí relacionado con la pintura; un mundo siempre atrayente y curioso al que me acercan los participantes en el concurso y los jurados.
María Villamayor Martín
Coordinadora del Programa Educativo