Luz al final del túnel para las poblaciones de sapo partero del Macizo de Peñalara

Como ya sabéis, el declive del sapo partero común (Alytes obstetricans) en Peñalara fue el primer caso documentado de quitridiomicosis en Europa. La especie pasó en pocos años de ser una de las más abundantes del parque, donde se reproducía en al menos 35 masas de agua, a ser la más amenazada, desapareciendo del 86% de las masas de agua en sólo 3 años.

desinfeccionEn 2008, y ante la posibilidad real de la completa extinción de la población de sapo partero de Peñalara, se puso en marcha el Centro de Cría en Cautividad de Anfibios Amenazados de la Sierra de Guadarrama en 2008. Sin embargo, además de mantener una población cautiva a salvo de la quitridiomicosis, el objetivo primordial del centro era producir nuevos ejemplares para reforzar las poblaciones naturales y, en un futuro no muy lejano, incluso llegar a recuperarlas. Hasta ahora, y dada la imposibilidad de acabar con el hongo en el macizo de Peñalara, los centenares de ejemplares que hemos liberado en las zonas altas del parque sólo han servido para que las poblaciones no llegasen a extinguirse.

Sin embargo, y por primera vez desde que comenzó la pesadilla de la quitridiomicosis en Peñalara, este año parece que por fin hemos conseguido reducir los niveles de infección en algunas masas de agua que albergaban en el pasado poblaciones abundantes de sapo partero. ¿Cómo?, pues como os comentábamos aquí: retirando una a una las larvas de salamandra al final del verano para que las bajas temperaturas del invierno no disparasen sus niveles de infección y se redujera, por tanto, el contagio de las nuevas larvas nacidas durante la primavera siguiente. Así, los primeros resultados de este procedimiento experimental indican que en las lagunas donde retiramos más del 80% de las larvas de salamandra, la prevalencia y la intensidad de la infección ha disminuido respecto a las lagunas control.

Ante estos alentadores resultados, hemos querido contar con voluntarios de WWF para liberar 50 sapos en una pequeña laguna aislada donde la carga del hongo presenta sus valores más bajos desde 1999. En esta ocasión se trata de ejemplares adultos (algunos de 4 años de edad) y un medio muy favorable para la especie, por lo que confiamos que consigan sobrevivir y se reproduzcan la temporada próxima.

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Evidentemente, y dado que no hemos conseguido eliminar completamente el hongo, sino sólo reducir los niveles de infección, es posible que sea necesario repetir periódicamente la retirada de larvas antes del invierno y su tratamiento en cautividad. Sin embargo, el que no se arriesga, no gana, y ante el reto del declive generalizado de los anfibios no podemos quedarnos sentados esperando soluciones milagrosas. Además, y en cualquier caso, esta actuación servirá para aumentar nuestro conocimiento de la dinámica de la enfermedad y a estar mejor preparados para luchar contra ella.