Casi 3 décadas después… ¡Resucitó!
Equipo SOS Anfibios Guadarrama
En medio de la sexta gran extinción, de vez en cuando tenemos noticias que nos llenan de esperanza. Como ha ocurrido hace unas semanas en Ecuador, donde el Dr. Luis A. Coloma ha confirmado el redescubrimiento de Atelopus ignescens, una especie considerada extinta desde hace casi 30 años.
El sapo “resucitado”, conocido como el jambato negro, mide unos 4 cm y es de color negro azabache con el vientre color naranja intenso. La forma de su cuerpo es resultado de la adaptación a caminar y a nadar por ríos caudalosos. Este espectacular anfibio, del género de los sapos arlequines, era muy abundante en los bosques húmedos y páramos entre 2.800 y 4.200 m de altitud en el norte de Ecuador, en la región de los volcanes de las provincias de Imbabura hasta Bolívar y Chimborazo.
Tan abundante era este animal, que el célebre científico español que exploró Ecuador a finales del siglo XIX relataba: “Veíamos sus individuos a millares (...) cerca de los arroyos, charcas o lagunas. A orillas de la nombrada de la Mica, en el Antisana, comenzando el año de 1865, los sorprendí en la época de sus amores, y cuando los machos buscan a las hembras para ayudarlas al desove ó fecundar los huevos. Perseguíanlas (...) tan ciegos, que, luchando por conseguirlas, al alcanzarlas, rodaban en pelotones, y revueltos unos con otros”.
Como otras especies de anfibios, a finales de los años 80 empezaron a sufrir un declive acusado que, finalmente, desencadenó su supuesta extinción. Y es que el género Atelopus es, sin duda, el más castigado por la quitridiomicosis, especialmente en las zonas de montaña. Aproximadamente el tamaño poblacional del 40% de sus más de 100 especies descritas se ha reducido a menos de la mitad, más de la cuarta parte de ellas se dan por extinguidas y el 80% se consideran en peligro crítico por la IUCN.
El redescubrimiento del jambato negro fue comunicado por un sacerdote salesiano y una familia campesina. Posteriormente los científicos del Centro Jambatu de la Fundación Otonga e IKIAM Luis Coloma, Giovanni Onore y Elicio Tapia certificaron el hallazgo. Se encontraron 27 individuos, el primero fue una hembra con huevos que está en cuarentena en el Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios. El primer paso será proteger el lugar donde se ha encontrado, cuya ubicación se mantiene por ahora en secreto, y fomentar que las comunidades locales cuiden de la especie y se enorgullezcan de convivir con este emblemático animal, además de comenzar un programa de seguimiento poblacional y de estudio de su historia natural. Será necesario, así mismo, realizar un estudio genético de la población, que tal vez podrá arrojar pistas sobre por qué estos individuos sobrevivieron.
Como señala el Dr. Luis A. Coloma “es tal vez uno de los hallazgos más importantes de este nuevo siglo no solo por la oportunidad que se abre de salvar a esta especie de su inminente extinción, sino por lo emblemático de esta especie, que como otras reencontradas recientemente, nos plantean el reto de salvarlas, el desafío de hacer bien las cosas”.
¡Todo un notición que arroja esperanza para las poblaciones de anfibios de todo el mundo diezmadas por la quitridiomicois!