Apolos, montañesas y sátiros
Pablo Pereira Sieso
En el año 2019 se ha contratado por parte de la Dirección del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, la realización de un estudio con la finalidad de conocer la situación de las colonias de mariposa Apolo, especie vulnerable según el catálogo de UICN y contenida en el Catálogo de Especies Protegidas de Madrid clasificada como especie en peligro, en la vertiente madrileña de la mitad sur del Parque, así como otras tres especies de alta y media montaña: la Montañesa vacilante (Erebia triaria), la Montañesa de Banda Larga (Erebia meolans) y el Sátiro Negro (Satyrus actaea), en todo el ámbito del Parque Nacional.
Dado que está ampliamente demostrado que el progresivo aumento de las temperaturas medias en los últimos años, puede afectar muy seriamente y poner en peligro a las poblaciones de mariposas de alta montaña, forzadas a refugiarse cada vez a mayores altitudes hasta quedar sin hábitat disponible, desde el Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama se considera de vital importancia el conocimiento y seguimiento del estado de conservación de estas especies que son indicadoras del cambio global.
Los principales objetivos de este estudio han sido:
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Para la mariposa Apolo: la localización, cartografiado y censo de las colonias de mariposa Apolo, la evaluación de su estado de conservación, las posibles amenazas que le afectan, y propuesta de medidas para frenar su posible declive y mejorar su situación.
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En cuanto a las otras tres especies: la obtención de información concreta y actualizada acerca de su distribución y abundancia reflejando información suficiente, actualizada y precisa en mapas de distribución y abundancia, siguiendo el método Atlas que se ha empleado ya en otros Parques Nacionales.
Los resultados obtenidos indican que la situación de la mariposa Apolo en el Parque Nacional, resulta bastante precaria. Una buena parte de la zona estudiada, debería a priori resultar propicia para estar ocupada por colonias de esta especie, y sin embargo no ha resultado ser así. Las dos únicas colonias localizadas, parecen ser los últimos reductos de una población que debió ocupar una superficie mucho más amplia.
Por otro lado, las tres especies de Ninfálidos estudiadas (las dos Montañesas y el Sátiro negro), se encuentran en general en buena situación y por el momento no se detectan amenazas para sus poblaciones. Su distribución y abundancia difieren debido a sus diferentes preferencias ecológicas y su diferente periodo de vuelo.
La Montañesa vacilante (Erebia triaria) es la de vuelo más temprano y la que vuela a menor altitud. Ha sido localizada en vuelo desde el 20 de mayo, hasta el 28 de junio, en que se registran los últimos ejemplares, volando ya en compañía de la otra especie de este género (Erebia meolans). Las cifras más elevadas de ejemplares en vuelo se anotaron entre el 10 y el 15 de junio. Las observaciones se concentran casi exclusivamente en la vertiente Norte, entre los 1.500 y los 1.900 m, situándose las zonas donde se la encuentra “abundante” entre 1.700 y 1.800 m.
La Montañesa de banda larga (Erebia meolans), a diferencia de la anterior, es una mariposa claramente de alta montaña, que vuela habitualmente por encima de los 1.600 m y que prefiere los canchales, bases de roquedos y pastizales subalpinos por encima del límite de la vegetación arbórea. En la temporada de 2019, su periodo de vuelo ha sido anormalmente corto, desde la última semana de junio hasta la tercera de julio. Este fenómeno, que también se ha apreciado en la otra Erebia, parece estar relacionado con situaciones de sequía como la de este año, en las que las gramíneas se agostan demasiado pronto y las mariposas se ven obligadas a acelerar su proceso reproductivo.
En esta especie, no se aprecia la preferencia por laderas orientadas a Norte, probablemente debido a que Erebia meolans vuela a mayor altitud, mucho más próxima a cumbres y cuerdas y sin duda la diferencia de temperatura debida a una mayor insolación, es menos notable a esas cotas. La inmensa mayoría de los registros se obtuvieron entre de los 1.800 y los 2.000 m.
El Sátiro negro (Satyrus actaea) es la que comienza a volar más tarde y la que se mantiene en vuelo también hasta fechas más tardías. Aunque en estudios anteriores parecía estar ausente en áreas aparentemente idóneas, en esta ocasión se la ha encontrado bien distribuida, y con un grado de abundancia muy satisfactorio, que incluye algunos núcleos de densidad muy alta, en los que destaca la presencia de abundantes matas de Hierba de Santiago (Senecio jacobea), cuyas flores, muy ricas en néctar son casi las únicas disponibles en la tardía época de vuelo del Sátiro.
En la temporada de 2019, su periodo de vuelo, tanto al inicio como a la finalización, se ha adelantado una semana respecto a lo esperado, ya que los primeros ejemplares se registraron en la tercera semana de julio, y los últimos en la cuarta de agosto. En septiembre, ya no se localizó ningún ejemplar.
De la Apolo (Parnassius apollo), se han localizado dos colonias: una, de unos 30 ejemplares en vuelo simultáneo, y otra de una docena de ejemplares. En este año 2019, la especie ha sido localizada en vuelo desde la última semana de junio hasta los primeros días de agosto, salvo en un área ubicada a una altitud anormalmente baja en la que sólo se las vió en vuelo en la tercera y cuarta semanas de junio.
También se visitaron los emplazamientos de cuatro colonias “históricas”, dos de ellas visitadas por última vez hace 12 años, y otras dos de las que se carecía de información desde hacía más de 50. De éstas últimas no se encontró rastro alguno, y por diferentes causas, han desaparecido. Las otras dos, han experimentado una evolución dispar. Mientras la colonia más importante de todo el Guadarrama, se mantiene en perfectas condiciones, con una elevadísima densidad de ejemplares y una buena proporción de hembras reproductoras, la otra colonia situada en la Zona Periférica de Protección - que en 2007 albergaba más de 1.000 ejemplares en el momento máximo de actividad-, se encuentra en situación crítica, al borde de la desaparición, con apenas media docena de imagos, casi todos machos ocupando un área muy reducida.
Los motivos de la desaparición de estos núcleos, y que en mayor o menor medida amenazan a las colonias que todavía quedan, son principalmente: tránsito de personas, carreras y ciclismo de montaña; sobrepoblación de Cabra montés; cambios en la vegetación, modificación del hábitat; y tamaño poblacional reducido.
De las pocas colonias de Apolo que existen actualmente en el Parque Nacional, sólo una tiene entidad suficiente como para considerarla “segura”. No obstante, otra colonia casi de la misma importancia, ha decaído en sólo 12 años, hasta encontrarse al borde mismo de la desaparición.
Por todo lo anterior, desde el Parque Nacional vamos a seguir trabajando en ampliar el conocimiento sobre las cuatro especies y en la realización de acciones de conservación relativas a la protección de la Parnassius apollo entre las que se encuentran: a) el refuerzo de señalización indicando que no está permitido abandonar los senderos; b) inclusión en los Programas relacionados con el Control de la Población de Cabra Montés; c) seguimiento de las colonias para evitar que sus áreas de cría sean colonizadas por plantas que podrían llegar a invadirlas volviéndolas inadecuadas para los requerimientos de la especie.
En la actualidad y con estos datos trabaja actualmente el Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación del Parque Nacional y además resultarán indispensables para la elaboración de un estudio sobre la fragilidad del territorio del Parque.