Si cuidas Peñalara, cuidas el agua de Madrid
Ignacio Granados
El macizo de Peñalara está salpicado por lagunas permanentes y temporales, charcas, arroyos de montaña, turberas, etc. Cuenta con más de 240 láminas de agua de gran interés y valor ecológico, muchas de ellas originadas en el último periodo glaciar. Entre estos humedales destaca la laguna Grande de Peñalara, la más importante y conocida de toda la Sierra de Guadarrama. La importancia ecológica de este conjunto de humedales de alta montaña está reconocida a través de su inclusión en el listado de humedales de importancia internacional del Convenio Ramsar. Es el único lugar de Comunidad de Madrid contemplado en esta lista, y por ello se ha organizado una exposición sobre humedales de montaña en el Centro de Visitantes Peñalara coincidiendo con el Día Internacional de los Humedales (2 de febrero).
Este año se celebra el 50 aniversario de la firma del Convenio Ramsar, con el lema Inseparables: agua, humedales y vida.
En estos humedales se desarrollan multitud de especies acuáticas. Por ejemplo, el Macizo de Peñalara es una de las áreas de montaña de Europa con mayor biodiversidad de anfibios. Viven 10 especies, de las cuales 7 están incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. También es el hábitat de centenares de microalgas, y decenas de especies de zooplancton, insectos y otros invertebrados acuáticos. Entre ellos encontramos un porcentaje muy considerable de todas las especies de caballitos del diablo y libélulas de España. Además algunas son especies acuáticas muy singulares: las 3 especies de plantas carnívoras del macizo están vinculadas a la presencia continua de agua. En el sitio Ramsar de Peñalara habitan 94 especies protegidas por el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, 30 de ellas de importancia europea. Esta elevada riqueza de especies y diversidad justifica su elevado valor ecológico, pero hoy en día se reconoce que los humedales son importantes en sí mismos, y no sólo por las especies acuáticas que puedan albergar. De hecho, son ecosistemas fundamentales en la conservación global y el uso sostenible de la biodiversidad, con importantes funciones y valores socioecológicos. Por ejemplo, la Sierra de Guadarrama presta, a través de sus lagunas y arroyos, un servicio ambiental fundamental: el suministro de agua de calidad a los habitantes de las llanuras próximas. Este buen estado ecológico de los humedales descansa en un buen estado general de conservación del Macizo de Peñalara. Por ello, si cuidas Peñalara cuidas el agua que consumirás y ayudarás a conservar las especies que habitan la sierra.
Pero es necesario decir que los Humedales de Peñalara están experimentando importantes cambios como consecuencia del cambio global. El análisis a largo plazo (1945-2020) de la estación meteorológica del Puerto de Navacerrada ofrece una indudable constatación del proceso de calentamiento climático. Concretamente, desde el último tercio del siglo pasado vemos un incremento de la temperatura media anual en torno a 0.8ºC/década. De hecho, esta tendencia al calentamiento es observable en todas las estaciones y todos los meses del año, excepto finales de la primavera. Sin embargo no se ha observado ninguna tendencia significativa en la precipitación, ni a escala anual ni estacional, aunque las previsiones de los modelos climáticos también apuntan a que se producirá una pequeña reducción de las precipitaciones en la Sierra. Estos cambios se observan ya en algunos aspectos muy evidentes, como que la cubierta de hielo de la laguna de Peñalara cada vez se forma más tarde y dura menos. También la temperatura de ríos y lagunas está subiendo. Por ello, numerosas especies de plantas y animales están colonizando humedales de montaña al tener condiciones más favorables para ellas. Por ejemplo, la ranita de San Antonio ha pasado de ser una especie muy rara en montaña a colonizar prácticamente todo el Macizo. Por el contrario, las especies típicas de alta montaña se ven amenazadas. Se espera que el aumento de temperaturas asociado al cambio climático sea más acusado en parques de alta montaña como el de la Sierra de Guadarrama
Pero además de los cambios en la distribución de las especies, el calentamiento de las últimas décadas también es responsable del incremento de la quitridiomicosis. Esta enfermedad fúngica está ocasionando una gran mortandad entre los anfibios dado que las esporas de este hongo se desarrollan en un rango muy concreto de temperaturas. Por ello, otros anfibios como la salamandra y el sapo partero están sufriendo un importante declive. El hongo quitridio (Batrachochytrium dendrobatidis) es una de las tres especies invasoras presentes en el territorio del parque nacional, junto con el visón americano y el salvelino. Otra especie que se puede considerar invasora en el parque nacional es el tritón alpino, a pesar de no estar incluida como tal en la legislación. Fue introducido en los años 90 procedente de las poblaciones de la Cordillera Cantábrica, y está desplazando a las poblaciones nativas de anfibios del macizo de Peñalara.
El cambio climático no solo provocará la desaparición de ciertas especies. Igual de importante es que facilitará la llegada de otras especies exóticas invasoras que pueden afectar gravemente a las especies nativas. Por ejemplo, en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama está previsto que aumentará considerablemente el hábitat disponible para el visón americano y el salvelino. No obstante, en este último caso, la población de este salmónido se haya restringido a La Hoya de Peñalara y se están haciendo importantes esfuerzos para su erradicación definitiva, tal como se hizo en la Laguna de Peñalara y tras la que se constató una rápida recuperación de la comunidad de especies acuáticas. Esta erradicación forma parte de las actuaciones realizadas por la Comunidad de Madrid para la restauración de la laguna y su entorno. Con ellas se revirtió el proceso de eutrofización de la laguna Grande de Peñalara, es decir, el incremento desmesurado de nutrientes en el agua. Esto provocaba una pésima calidad del agua y ponía en peligro la persistencia de diversos organismos acuáticos muy sensibles a este tipo de contaminación. Tras los trabajos de restauración, ya no hay rastro de contaminación alguna. Igualmente, se controló el proceso de erosión y compactación del suelo en los márgenes de la laguna Grande de Peñalara, originado por el pisoteo de los numerosos visitantes de este Espacio Natural.
De los ríos serranos ya os hemos hablado en anteriores entradas, tanto de su excelente estado ecológico como de algunos de los problemas que pueden tener. Hemos prestado especial atención al problema del baño, ya que es algo que entre todos es muy fácil de solucionar. En definitiva, en la Sierra de Guadarrama encontramos uno de los hábitats más interesantes y valiosos, los humedales, y es nuestro deber cuidarlos y protegerlos. Por sus habitantes, por lo que nos ofrecen.