Agua salada en la Sierra de Guadarrama
Durante la temporada invernal de 2016/2017 se aplicaron unas 3800 toneladas de cloruro sódico en las carreteras de la zona Noroeste de la Comunidad de Madrid. La mayor parte de esta sal, se aplicó en las carreteras de alta montaña, como por ejemplo el puerto de Navacerrada (1868 msnm). Lógicamente la sal común asegura en cierta medida la seguridad para los vehículos que acceden por ellas, evitando colapsos y accidentes. Sin embargo esta aplicación tiene implicaciones ecológicas que vamos a resumir a continuación. Por ejemplo, ¿los árboles secos en las cunetas de las carretas? Es algo evidente que vemos a menudo. Pero existen otros efectos que no se ven, aunque ahí están: ¿cómo está afectando la sal a la calidad del agua y, en definitiva, al ecosistema fluvial? El cloruro, originado por la disociación del cloruro sódico, en altas concentraciones tiene afecciones importantes en los seres vivos, ocasionando hasta la muerte, aunque cada especie tiene un umbral determinado.
Por ello, durante la primavera y verano de 2017, la ahora bióloga Patricia Vázquez e investigadores del CISE, han recogido diferentes muestras de agua y de invertebrados acuáticos para evaluar dicha afección entre diferentes arroyos. La zona de estudio se localizó en los arroyos del Regato del Puerto, naciente en el puerto de Navacerrada y arroyo de Matasalgado, naciente en la zona más oriental de Siete Picos, y sin afección por infraestructuras. También se analizaron los efectos en el arroyo de Navalmedio, que se origina por la confluencia de los dos anteriores. Aunque los arroyos en cuestión están relativamente alejados de la carretera y entorno del Puerto de Navacerrada, las sales, al igual que cualquier sustancia o contaminante, se exporta aguas abajo, circulando a modo de colector por los cauces naturales de su cuenca drenaje.
La primera conclusión del trabajo es que los arroyos influenciados por la carretera incrementan el grado de salinización. La concentración de cloruro es en torno a 70 veces superior a los arroyos similares sin influencia por ella. Otras variables que también se incrementan significativamente son el calcio (el doble) y el magnesio (cuatro veces superior). Y es que en los últimos años se viene aplicando en carreteras, aunque en bajas proporciones, también cloruro cálcico.
Otra conclusión es que la concentración de sales es crónica. Esto lo hemos observado mediante la instalación en el año 2015, de un conductivímetro que mide en continuo la conductividad del agua en el arroyo del Regato de Puerto. Estos resultados nos han permitido afirmar que la concentración de sales (a partir de medidas de la conductividad eléctrica, íntimamente relacionada con la concentración de iones) es muy elevada a lo largo de todo el año. Es una sorpresa, sí, y es contrario a nuestra hipótesis inicial, en donde esperábamos una mayor conductividad (salinización) en la época de aplicación de fundentes. Sin embargo es mayor cuanto menor es el caudal, a finales de la época estival. Esto nos hace pensar que hay una importante cantidad de sal acumulada en la cuenca, aún en periodos en los que no se aplica sal en las carreteras. Por ello, en el hipotético caso que se deje de aplicar sal, los efectos en los ríos y arroyos serranos perdurarán durante bastante tiempo. La única forma de reducir la concentración de sales, sería mediante la dilución continuada con agua con menos sales, y eso lo hemos comprobado en periodos de fuertes precipitaciones.
En cuanto a las implicaciones biológicas, en general no existen diferencias en las poblaciones de macroinvertebrados acuáticos entre los arroyos salinizados y los que no. Y en parte eso es bueno, ya que al menos no hay consecuencias, de momento, muy nocivas para el ecosistema. Sin embargo, existen varios taxones que su distribución estaría relacionada con las variables fisicoquímicas: Simuliidae, Tipulidae y Baetidae. Además la distribución en los tres arroyos de efemerópteros de la familia Leptophlebiidae podría estar relacionado con la salinidad. Hay que recordar que los macroinvertebrados acuáticos son excelentes indicadores de la calidad del agua, y cada taxón mantiene unos umbrales diferentes a cada contaminante. Otro grupo que puede estar afectado es el de los anfibios, y que habría que estudiar más detenidamente, ya que hemos observado comportamientos interesantes en la zona, y no muy alentadores.
Desde el CISE, seguimos investigando en esta línea. Gracias a este trabajo sabemos el comportamiento en un ciclo anual, aunque no conocemos la evolución de la salinización, es decir, si es estable o si mantiene una tendencia de incremento o no interanualmente.
Además lo observado en la Sierra de Guadarrama es extrapolable a todas las carreteras de alta montaña españolas y europeas. Hay países (Noruega, Finlandia, Canadá, …) en los que la aplicación de sal es cada vez menor, utilizando otros métodos menos dañinos para la naturaleza.