El largo y cálido invierno.......
Hasta el 17 de enero de 2016 no se ha congelado la laguna Grande de Peñalara. La fecha más tardía que teníamos registrada hasta ahora había sido el 1 de enero de 1998, la única vez en que la laguna ha visto el cambio de año sin estar cubierta de hielo.
Lo normal es que la laguna se hiele en la primera quincena de diciembre, aunque ha habido años en los que la cubierta de hielo se ha formado un mes antes, o bien se ha retrasado hasta prácticamente la última semana de diciembre. No hay que olvidar que esta laguna se encuentra a 2.017 metros sobre el nivel del mar, y que a esta altitud el frío suele ser ya bastante intenso en los dos últimos meses del año. Cuando durante dos o tres días las temperaturas ambientales permanecen por debajo de 0ªC, en ausencia de fuertes vientos que agiten la superficie del agua y con noches despejadas que favorezcan la emisión de calor, es cuando se forma la cubierta de hielo. También puede formarse gracias a una fuerte nevada, pero es más frecuente la primera situación.
Sin embargo, diciembre de 2015 se ha caracterizado por ser extremadamente cálido y seco en la Sierra de Guadarrama. En estas circunstancias no se ha producido ninguna de estas situaciones que permiten la formación de la cubierta de hielo. Tan sólo en los últimos días se ha visto algo de hielo cerca de las orillas de la laguna.
Hay numerosos estudios que relacionan la fenología del hielo con el calentamiento global, habiéndose observado que en las últimas décadas se está reduciendo la duración de la temporada invernal en muchos ríos y lagos del hemisferio norte. En este sentido, el seguimiento de la formación y deshielo de la laguna de Peñalara nos está permitiendo saber qué está pasando exactamente en la Sierra de Guadarrama.
Es interesante señalar que la única vez que se retrasó de manera llamativa la formación de la cubierta de hielo, también estaba en marcha el fenómeno climático de El Niño. Se denomina así a la situación en la que una enorme superficie del Océano Pacífico presenta temperaturas particularmente cálidas. Es un fenómeno que se cree que habitualmente tiene escasa relevancia en la Península Ibérica, pero la especial virulencia observada en esta ocasión nos hace pensar que probablemente ha tenido algo que ver en el retraso en la formación de hielo de este año. Una situación tan extrema produce cambios a su vez en otros fenómenos climáticos que sí sabemos que tienen una clara influencia sobre la Península Ibérica, como la llamada Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
Tendremos que analizar con detalle todos estos datos, pero mientras tanto es apasionante pensar que los efectos del calentamiento del Pacifico en la costa este de Sudamerica pueden observarse en una pequeña laguna del centro de España.