Sin noticias del acentor alpino en Peñalara

Las aves migratorias, especialmente las de ambientes montañosos como la sierra de Guadarrama, se muestran especialmente sensibles a los cambios ambientales, como los cambios de temperatura y humedad que repercuten en su fisiología o los efectos indirectos de alteración de su hábitat, lo que les confiere un destacado valor como indicadores de cambio climático.

El macizo de Peñalara se ha convertido en un gran laboratorio de investigación de cambio global durante las últimas décadas y es un excelente observatorio natural en el que poder estudiar in situ cómo estos nuevos escenarios afectan, por ejemplo, al comportamiento de nuestras aves y a su fenología.

Las especies que habitan las zonas de alta montaña como el macizo de Peñalara, están perdiendo la batalla al cambio climático, siendo empujadas hacia las cumbres, en una huida con un final incierto por el momento. Al echar un vistazo al panorama de las aves, observamos que Guadarrama mantiene pequeñas poblaciones relictas de especies que habitualmente podríamos observar a cientos de kilómetros más al norte. Las cumbres del parque nacional esconden pequeños tesoros de ambientes boreales como el acentor alpino o el mirlo capiblanco, que dependen de hábitats extremadamente frágiles y susceptibles al aumento de temperaturas y cuyos territorios en las montañas de latitudes medias como Guadarrama, podrían desaparecer en pocos años, si continúan las tendencias actuales.

Acentor alpinoEl acentor alpino (Prunella collaris), es un ave de aspecto robusto típica de las zonas de cumbre de la mayoría de sistemas montañosos y muy confiada con el hombre.

A menudo, los efectos del cambio climático pueden ser difíciles de observar a corto plazo y, por tanto, complicados de predecir. En cambio, la fenología, disciplina que estudia la relación periódica que hay entre el clima y los fenómenos biológicos, como la fecha de llegada de las aves migratorias o la floración de algunas plantas, puede servir como una poderosa herramienta para su detección de una manera sencilla y precisa. Actualmente, los estudios fenológicos son una herramienta aceptada por la comunidad científica y son esenciales como parte de la estrategia nacional de lucha contra el cambio climático.

Los estudios sobre la fenología de aves se llevan desarrollando desde mediados del siglo XVIII, cuando el conocido naturalista Linneo, organizó el registro de la llegada de algunas especies de aves a Finlandia, siendo la serie fenológica más larga, ya que continúa desde entonces. En España, la serie fenológica más larga conocida se localiza en Tortosa (Tarragona) con registros sobre la llegada de la golondrina desde 1908.

La recopilación de datos sobre fenología en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, está vinculada al Programa de Seguimiento del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG), y se basa en 6 especies de aves comunes, entre las que hay 3 especies de aves migratorias reproductoras en el parque y 3 especies de aves invernantes. Los vigilantes del macizo de Peñalara son los responsables de la recogida de la información, ya que su presencia es constante a lo largo de todos los días del año, realizando recorridos por todo el macizo de manera sistemática y controlada. Los datos son recopilados a través de una aplicación diseñada en el software libre Cybertracker, contabilizando todos los registros de las seis especies.

Dentro de estos dos grupos, se han considerado, especies estivales fácilmente detectables y relativamente abundantes y especies invernantes con presencia en pinar y en zonas altas de matorral y pastos. Entre las especies estivales elegidas, están el águila calzada, rapaz de tamaño medio estival y reproductora, fácilmente detectable. El avión roquero, que en el macizo de Peñalara ocupa todas las zonas rocosas, permaneciendo hasta el mes de octubre. El acentor común, que ocupa todos los hábitats hasta los 2300 m y es muy confiado, por lo que se le puede observar con facilidad.

Acentor comunEl acentor común (Prunella modularis), tiene el tamaño de un gorrión y es más pequeño que el acentor alpino, con un comportamiento algo más desconfiado que su congénere.

Entre las aves invernantes, se han escogido el acentor alpino, especie que en el macizo que ocupa todo el espacio hasta los 2400 m, y que al igual que su congénere es confiado con la gente permitiendo su observación con facilidad. El zorzal real, especie de zorzal invernante en el macizo fácilmente identificables por su tamaño y que ocupa las zonas hasta los 2000 m. Por último, el mirlo capiblanco, especie muy característica en Peñalara en invierno, inconfundible por su mancha blanca en forma de media luna del pecho.

Aunque la serie recopilada en el macizo de Peñalara, solo lleva funcionando desde el año 2021, tras la aprobación del PRUG en 2020, hemos considerado adecuado destacar a través de este blog, la ausencia en los registros de los dos últimos inviernos del acentor alpino, una de las especies emblemáticas de Peñalara. Como ya hemos comentado, es una especie muy confiada y fácil de observar, lo que nos induce a confirmar la tendencia a la reducción de su área de ocupación, sobre todo en esta zona de Guadarrama, que supone una de las fronteras de la distribución de la especie.

El acentor alpino, ya había desaparecido como especie reproductora en la última década en la sierra de Guadarrama, según el III Atlas de las aves en época de reproducción en España, por lo que la tendencia de la población invernante parece seguir sus pasos.

Considerando que los hábitats supraforestales de alta montaña son bastante estables y no están sujetos a grandes impactos, parece claro que la reducción del ámbito de distribución de la especie estaría directamente relacionada con factores climáticos, bien por oscilaciones interanuales, como las que se han producido estos últimos inviernos, con temperaturas altas, o bien por la influencia global del efecto del cambio climático, especialmente notable en los límites de distribución de la especie, como es el caso de la sierra de Guadarrama.

El efecto del cambio climático en los ecosistemas fronterizos de la cumbre de Peñalara, pone en grave peligro la viabilidad de numerosas poblaciones de animales y plantas que no logran adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. Sin duda, nos surgen infinidad de dudas, que no sólo dependen de las decisiones globales del planeta o de las medidas de adaptación a nivel regional, temores y dudas que muchas veces nos llevan a preguntarnos si el macizo de Peñalara ha dejado de ser la última frontera de muchas especies norteñas.

El parque nacional desarrolla actualmente un importante esfuerzo en aplicar medidas de adaptación de los efectos del cambio climático en las zonas de alta montaña, orientadas fundamentalmente a la restauración de los ecosistemas, con base en un germen ya sembrado de manera visionaria desde el antiguo Parque Natural de Peñalara.