La diversidad de amebas testáceas en los pilancones de La Pedriza

021 00 amebas testaceasAmebas testáceas de pilancones de La Pedriza. Argynnia vitraea (izquierda), Padaungiella tubulata (centro), Padaungiella lageniformis (derecha). Autor: Proyecto Microepics

Las amebas testáceas, a veces no son fáciles de visualizar. Son microorganismos de movimiento muy lento y por esta razón pueden pasar desapercibidos en la observación microscópica. Además, su testa puede mimetizarse con los componentes minerales del medio, ya que muchas de estas amebas utilizan precisamente partículas minerales para la formación de su estructura esquelética externa. Sin embargo, en otros casos sus testas son grandes y característicamente diferenciadas con ornamentaciones llamativas. Durante nuestros trabajos en algunos pilancones de La Pedriza hemos tenido la oportunidad de comparar la presencia y la diversidad de amebas testáceas en distintas pilas a la vez que estudiábamos otras poblaciones microbianas presentes.

021 01 Padaungiella tubulata
021 02 testas minerales

El estudio de la diversidad de estos microorganismos se basa en gran medida en la identificación de la morfología de la testa. La estructura de la testa que aparece en la Figura 1, muestra la posición de su apertura u opérculo y en qué posición se sitúa este, así como detalles de su ornamentación en forma de placas irregulares; también se utilizan características de la ameba, que en este caso está contraída en su interior. La disposición del opérculo, si este se presenta al final de un cuello (Figuras 1 y 3) o en un lateral de la ameba (Figura 2) y la ornamentación del borde del opérculo son también importantes en la identificación. Respecto a su composición, las testas pueden presentar una enorme variabilidad, pueden ser aglomeradas, en las que la ameba recoge partículas del medio para utilizarlas en su estructura externa (Figura 2). Otras, sin embargo, tienen una testa con una base orgánica que se mineraliza posteriormente, por ejemplo, con sales silíceas o utilizando estructuras esqueléticas de otros microorganismos, como frústulas (cubiertas externas) de diatomeas; en estos casos las testas suelen ser vítreas y transparentes, a veces presentando placas con una disposición característica (Figuras 1, 3). Otras presentan placas bacilares y/u ovoides o redondeadas, características de algunos géneros como Nebela (Figura 4). No obstante, a veces no es fácil identificar las especies, debido a la elevada variabilidad en el tamaño de la testa y a que no se han definido claramente en la bibliografía los rangos de variabilidad para algunos géneros ni su posible asociación con características del medio.

021 03 testas vítreasEuglypha rotunda (a), Euglypa cristata (b), Padaungiella tubulata (c) y Trinema enchelys (d) con testas formadas por placas vítreas, probablemente silíceas. Autor: Proyecto Microepics.

Muchas de las amebas testáceas que se observan en los pilancones se encuentran en una fase de resistencia, donde el organismo queda enquistado en el interior de su testa (Figura 5). En condiciones adecuadas de hidratación y presencia de nutrientes estas se exquistan, sin embargo, sus tasas de crecimiento son mucho más lentas que las de otros microorganismos que hemos estudiado, por lo que, durante la cuantificación de estas especies, no suele ser común encontrarlas activas.

021 04 placas bacilares
021 05 amebas enquistadas

Los micro-ecosistemas de La Pedriza constituyen verdaderas islas para estudios de diversidad de estas especies microbianas, como hemos podido comprobar en nuestros estudios para otros grupos microbianos. Ha sido interesante observar la gran variabilidad morfológica de algunas de las especies y géneros que son conocidos precisamente por la dificultad en su identificación debido a la pobre documentación que existe sobre la variabilidad intra- e interespecífica en estos grupos, como en el caso del género Nebela. Además, algunas de las pilas estudiadas han mostrado una elevada diversidad de amebas en sus sedimentos, mientras que otras pilas albergaban un muy bajo número o prácticamente ninguna ameba testácea. Estas observaciones y la importancia reconocida de las amebas testáceas como bioindicadores de calidad del suelo, nos están haciendo buscar cuales podrían ser las causas bióticas y/o abióticas de la variabilidad en la distribución de estos protistas en los pilancones de la Pedriza.