Conservación de especies microbianas. Un reto por el que apostar
Equipo Proyecto Microepics
España es uno de los países con mayor diversidad biológica de la Unión Europea, promovida por su gran variabilidad climática, orográfica, geológica y edáfica. La práctica totalidad de los inventarios con fines conservacionistas realizados en ecosistemas protegidos en la Península Ibérica y a nivel mundial son de vertebrados, invertebrados y plantas. No existen censos detallados de comunidades microbianas, excepto algunos de diatomeas (perifiton) y clorofitas que se utilizan en la evaluación de la calidad de aguas de ríos. Este hecho resulta sorprendente porque los microorganismos están implicados activamente en funciones ecológicas cruciales que condicionan la presencia y diversidad de animales y plantas en la Biosfera: producción primaria, reciclaje de nutrientes, depredación, descomposición y transferencia de energía y materia orgánica a niveles tróficos superiores.
Esquema que muestra el estado de conservación de las primeras especies de Protistas (Chromista) incluidas en La Lista Roja de la IUCN en Julio 2016. Autor: Wikipedia®.
Si bien algunos investigadores han destacado ya la importancia de incluir a los microorganismos en agendas globales de Bioconservación, estos aún siguen ausentes en la mayoría de debates y programas de protección de especies biológicas, esencialmente porque son invisibles al ojo humano y, por tanto, fáciles de ignorar. Las revistas científicas dedicadas a conservación presentan un claro sesgo hacia organismos macroscópicos. Solo alrededor de un 2-3% de los manuscritos tratan sobre microorganismos y, la mayoría, se centran en los aspectos negativos de estos sobre animales y plantas, más que en la necesidad de protegerlos per se. Las más de 100.000 especies hasta el momento descritas de protistas no escapan de este escepticismo en conservación. La razón principal radica en que tradicionalmente se ha supuesto que la mayoría de ellos presentan una distribución cosmopolita. Sin embargo, la investigación más actual sugiere que al menos un tercio de los protistas podría tener una distribución geográfica restringida, con especies cuya inclusión en las listas de especies en riesgo de extinción o amenazadas debería empezar a ser considerada si el hábitat donde viven es perturbado o contaminado.
A este respecto, hoy os dejamos en el blog dos noticias:
* La primera incorporación (Julio 2016) a la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) del estatus de 15 especies de protistas (Supergrupo Chromista), de las cuáles seis de ellas se han catalogado como amenazadas (Foto 1). Aunque el número de especies es aún muy limitado, esta reciente inclusión de protistas en las listas de IUCN puede suponer un punto de partida que despierte el interés en los estudios de conservación de estos microorganismos.
* El trabajo de Cotterill y colaboradores, que expone, por primera vez, la perspectiva real de implementar estrategias de conservación de especies de protistas. Brevemente, el artículo nos muestra como en una laguna efímera estacional en Austria (30 × 15 metros, profundidad 30 cm) se han descubierto ocho especies nuevas de protistas ciliados, de las cuales cinco no han sido recogidas con anterioridad en ninguna otra localidad mundial y se han catalogado, hasta la fecha, como especies endémicas. Los autores han usado estos resultados para desarrollar un esquema de conservación de los protistas presentes en la laguna y de la propia laguna. En 2012, el alcalde de Salzburgo declaró a la laguna ¡“Monumento Natural para Organismos Unicelulares”!
Lagunas similares a la estudiada en Austria (lagunas efímeras de tamaño y profundidad similar) y otros cuerpos de agua retenida aún no explorados, abundan en la Pedriza y podrían ser nichos potenciales de especies de protistas nuevas y, ¿por qué no?, incluso endémicas. En ello anda Microepics.