Campaña antártica finalizada con éxito

Ha finalizado la campaña en la Antártida del proyecto Meridian, en el que el hemos participado desde el Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación del parque nacional. Ya te contamos que el trabajo se lleva acabo en un lugar extraordinario, aunque en duras condiciones.

Lago Cerro Negro, Península de Byers, Antártida. Autor: Ignacio Granados.

Equipo campaña MeridianEquipo campaña Meridian. De izquierda a derecha: Hilo Moreno (UTM-CSIC), Antonio Camacho, (UV), Ignacio Granados (CISE-PNSG), Carlos Manso (UAM), Samuel Cirés (UAM), David Velazquez (UAM), Iñaki Zuza (UTM-CSIC) y Manuel Toro (CEDEX).

La planificación del trabajo de campo de una campaña antártica tiene unos matices especiales respecto al trabajo de campo que habitualmente se desarrolla en lugares más accesibles. Para empezar, uno de los condicionantes clave para trabajar en la Península de Byers es la meteorología, con frecuentes vientos moderados o fuertes, temperaturas cercanas a cero grados y mucha precipitación en comparación con el resto de la Antártida. Esta precipitación suele ser en forma de lluvia en el verano austral, que es cuando se realizan los estudios científicos en esta zona especialmente protegida. Así, durante la campaña de campo hay que adaptarse a dos circunstancias: 1) siempre se trabaja todos los días y a las horas que la meteorología permita hacerlo, para aprovechar al máximo la estancia de los investigadores en el campo; 2) a pesar de llevar programados trabajos para realizar todos los días de la campaña, es muy improbable que las condiciones meteorológicas permitan cumplir todos los objetivos. No sólo es que la sensación térmica pueda llegar a ser bastante baja, sino que realizar determinados trabajos en una embarcación hinchable ligera con vientos sostenidos por encima de 50 km/h se hace prácticamente imposible.

En nuestra campaña de campo hemos tenido bastante suerte. Poco antes de desembarcar en el campamento se produjo una importante nevada que nos permitió emplear trineos para portear casi todo el material a los lagos en lugar de tener que llevarlo cargado a la espalda, ya que en esta zona especialmente protegida está prohibido el uso de vehículos. Pero en los diez días siguientes, tan sólo uno nos vimos obligados a permanecer refugiados en los iglús del campamento por rachas de viento de hasta 70 km/h. Así, teníamos previsto trabajar en un máximo de seis lagos antárticos y, finalmente, hemos conseguido trabajar en cinco.

Porteo de material a los lagos. Autor: Iñaki Zuza.Porteo de material a los lagos. Autor: Iñaki Zuza.

Aproximaciones ligeras a los lagos más distantes. Autor: Manuel Toro.Aproximaciones ligeras a los lagos más distantes. Autor: Manuel Toro.

La Península de Byers es uno de los lugares con mayor densidad lacustre de la Antártida, con unos 60 lagos en 60 km2. A pesar de ello, hasta el momento no se contaba con mapas de profundidad (batimetrías) de prácticamente ninguno de ellos. En esta campaña hemos conseguido datos para realizar la batimetría precisa de cinco de estos lagos, que se encuentran entre los más importantes. Para ello hemos empleado un barco de modelismo modificado para albergar una ecosonda que va midiendo la profundidad en continuo, junto con su posición con GPS. Si el viento lo permitía el pequeño barco se podía desplazar por control remoto, aunque en otras ocasiones se ha empleado un sistema de cables y carretes manuales para guiar el barco en los diferentes transectos de medida de la profundidad.

En estos mismos cinco lagos han quedado emplazadas unas boyas de las que están suspendidos una serie de sensores de temperatura a distintas profundidades y, en algunos de ellos, sensores para medir la variación del nivel del agua, la concentración de oxígeno disuelto o la radiación lumínica subacuática. Se trata del mismo sistema que se está utilizando en la laguna de Peñalara.  Con esta instalación se va a poder obtener datos en continuo de cómo es la estructura térmica de la columna de agua de estos lagos, la fenología de la cubierta de hielo, cómo varía el nivel del agua y cómo cambia la concentración de oxígeno. Esto es particularmente relevante ya que, como decíamos, los proyectos científicos realizados en estos lagos se han limitado prácticamente al verano austral y con esta infraestructura de sensores se obtendrán datos de un año completo, incluido el invierno austral.

Barco con ecosonda y GPS. Autor: Manuel toro.Barco con ecosonda y GPS. Autor: Manuel toro.

Preparación de la línea de sensores para instalar en el lago. Autor: Ignacio Granados.Preparación de la línea de sensores para instalar en el lago. Autor: Ignacio Granados.

El aumento del conocimiento de la morfometría y del funcionamiento ecológico de estos lagos permitirá relacionarlo con lo que ocurre en su cuenca. Para ello también han quedado instaladas en la cuenca de dos lagos unas vallas que modificarán la acumulación de nieve, de manera que se podrá conocer qué efecto tiene el distinto espesor de nieve en la microbiota del suelo. Es importante destacar qué, en estos lagos con una cantidad ínfima de nutrientes, gran parte de su funcionamiento ecológico está condicionado por el metabolismo de la microbiota del suelo y los escasos parches de musgos que aparecen en sus cuencas.

Vallado experimental para acumular nieve. Autor: Samuel Cirés.Vallado experimental para acumular nieve. Autor: Samuel Cirés.

Trabajos en el laboratorio. Autor: Manuel Toro.Antonio Camacho (izqd.) y Carlos Manso (dcha.) procesando muestras de suelo en el iglú-laboratorio. Autor: Manuel Toro.

Por cierto, uno de los lagos que hemos estudiado es Lake Chica, ¿os suena de algo? Todos los lugares hermosos tienen una laguna Chica…..