Mejorar La Pedriza

001 00 banio rioEl pasado verano la Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio junto con otras administraciones involucradas, pusieron en marcha el proyecto de restauración del río Manzanares en su tramo alto, debido a los problemas detectados tanto en la calidad de sus aguas como en el estado de conservación de su ribera. Los motivos de esta pérdida de calidad son, entre otros, la masificación de visitantes, sobre todo en ciertas épocas, cuando la fragilidad y los riesgos para el medio natural son mayores.

Para ello, los técnicos del Parque Nacional propusieron, y posteriormente se pusieron en marcha, medidas de gestión encaminadas a compatibilizar la conservación con el disfrute de los visitantes, que se resumen en:

  • La prohibición del baño. En realidad el baño ya estaba prohibido en el río Manzanares, a su paso por el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, excepto en el entorno de Charca Verde, aunque este hecho no fuera muy conocido por los visitantes.
  • La restricción en el número de vehículos que pueden pasar la barrera de acceso a la Pedriza. Pasamos de 350 a 270; nada nuevo a lo largo de la historia de La Pedriza, donde se ha ido reduciendo el número con el paso del tiempo y el aumento de la conciencia ambiental.
  • El establecimiento de un horario de apertura de la misma en determinadas épocas del año, cuando la afluencia es mayor, para evitar largas colas de vehículos a la entrada de la barrera y una circulación permanente por el interior del Parque, con los consiguientes inconvenientes que suponía.
  • Impedir el estacionamiento nocturno en los aparcamientos. Como ocurre en la mayoría de los Parques Nacionales.

En general estas medidas han sido bien aceptadas por los visitantes, pero no todos las comparten, entendemos que en parte por falta de información, y se hace necesario explicar con mayor detalle las motivaciones que han hecho imprescindibles estas decisiones.

Veamos cómo se han valorado las medidas por parte de los visitantes:

 prohibicion banio

 

regulacion barrera

 

regulacion nocturna

Hay que tener en cuenta que estos datos se obtuvieron mientras se ponía en marcha la medida, en el momento más controvertido, y que es de suponer que con el paso del tiempo, los resultados de aceptación irán mejorando. En su día, cuando se prohibió el baño en la Laguna de Peñalara, hubo gente a favor y en contra de la medida, pero a día de hoy, la inmensa mayoría de las personas a las que se pregunte, con toda probabilidad, no estarían a favor de que se volviera a autorizar el baño en este emblemático lugar.

Según se deriva de las encuestas realizadas, parece que la medida de regular el baño, es la mejor entendida por los visitantes, y a más del 60% les ha parecido “bien” o “muy bien”, y solo a menos del 16% les ha parecido “mal” o “muy mal”. Parece evidente que impedir el baño mejora la calidad de las aguas, reduce las molestias a la fauna acuícola, y no menos importante, reduce el impacto sobre las riberas del río Manzanares, de gran importancia ambiental, por ser el espacio de transición desde “el agua al monte” y viceversa.

Menos entendidas por las personas a las que se le realizaron las encuestas son las otras dos medidas, asociadas al coche, del que tan amigos somos los madrileños, de limitar el paso de vehículos en número y horario, y de no permitir el estacionamiento nocturno.

Parece que la eliminación del “factor coche” es lo que incomoda. Es importante destacar, que en ningún momento se ha impedido la entrada de peatones, bicicletas o jinetes, sino simplemente se ha limitado el acceso a los vehículos particulares, cosa que por otra parte parece tener sentido en un espacio protegido con la máxima figura de protección, como es un Parque Nacional.

Y es que en estos casos donde el coche es protagonista, es más difícil ver los efectos positivos que han tenido las medidas, y por ello merece la pena destacar algunos de ellos:

Limitación en el número de vehículos y el horario de la barrera de acceso

  • cola cochesSe disminuye la masificación de este espacio (el entorno de los aparcamientos de La Pedriza), y el número de vehículos, ofreciendo un entorno más natural, lo cual mejora la calidad de la visita de los usuarios del Parque Nacional.
  • Se limita el tránsito de vehículos por la carretera de acceso una vez que se cierra la barrera, lo cual nos permite dar un paseo sin ver ni oír el continuo pasar coches, cual si estuviéramos en una carretera cualquiera de un pueblo o ciudad. No debemos olvidar, que la ruta de acceso a Canto Cochino, no es mas que un camino forestal, por muy asfaltado que esté, y ese es el uso que se le debe dar
  • Reducción de la contaminación acústica y atmosférica derivada de la disminución de los vehículos, que no solo afecta a los visitantes, sino también a la fauna de estos parajes.
  • Minimizar el riesgo de atropellos a la fauna.

Prohibición del estacionamiento nocturno

  • Reducción de residuos, desechos y vertidos. La gente que aparca por las noches, puede llegar a pasar en el Parque Nacional días, o semanas en el periodo estival, con la consecuente generación de todo tipo de residuos. Unas personas son respetuosas y están concienciadas con la naturaleza; otras no.
  • Disminución de las molestias a la fauna y protección de su horario nocturno, evitando la estancia y el tránsito de vehículos por la noche. A nuestra fauna, en estos parajes, la hemos empujado a tener hábitos nocturnos debido a la presencia humana. Si tampoco la dejamos campar a sus anchas por las noches, acabará emigrando a sitios donde no se la moleste, y dejaremos de verla por el Parque Nacional.
  • Al amparo de la noche, se incrementa la probabilidad de que se produzcan actividades incompatibles con la conservación del entorno: acampada irregular, fiestas y celebraciones en el aparcamiento y zonas aledañas, realización de hogueras, botellón, etc.
  • Minimización del riesgo de incendio forestal. Por la noche se incrementa la tentación de hacer fuego, lo cual, además de estar prohibido, puede significar en caso de incendio un desastre de enormes proporciones, tanto desde el punto de vista ambiental, como social.

El objetivo general de estas medidas es conservar, proteger y mejorar la calidad del medio natural en la Pedriza, y la recuperación del río Manzanares en particular. Nuestros abuelos disfrutaron de este entorno y nosotros lo estamos disfrutando; es cosa de todos que nuestros hijos y nietos lo sigan haciendo.

Los estudios realizados por los técnicos del Parque Nacional, antes y después de las medidas tomadas, han demostrado lo acertado de las mismas, al menos desde el punto de vista ambiental.

Han mejorado en gran medida algunos de los parámetros que nos señalan el estado de salud del río, como son las medidas físico-químicas de la composición del agua, la presencia y aumento de determinadas especies, la vuelta de las truchas en zonas como la Charca Verde, la mayor presencia de animales en zonas donde antes no se veían, etc.

Esto ha sido cosa de todos: de los técnicos que han detectado y concretado los problemas, y han propuesto medidas para solucionarlos; de los responsables políticos de varias administraciones que han resuelto adoptar esas medidas; y de todas las personas que han decidido aceptarlas, incluso aunque no estuvieran del todo de acuerdo.… Y debemos estar satisfechos por ello.

Obviamente, hay cosas que mejorar para compatibilizar el uso público de este espacio con su conservación y mejora, y los técnicos del Parque Nacional estamos en ello, buscando alternativas y opciones que permitan alcanzar un equilibrio sostenible entre las personas y la naturaleza.

Francisco J. Herrero Cobos.

Técnico de uso público del Parque Nacional