De Guadarrama a Aigüestortes y Estany de Sant Maurici

En esta entrada del Blog de Gestión pretendo acercaros a una de las partes más importantes dentro de nuestra labor como técnicos/gestores de un Parque Nacional: la formación continua.

En este ámbito es de reseñar el Programa de Intercambios coordinado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Así, este Programa, tiene como principal objetivo lograr la mejora en la gestión a través del aprendizaje y el intercambio de ideas entre los trabajadores de estos espacios naturales, proporcionando la oportunidad de realizar una estancia en otro Parque Nacional.

Para un recién llegado como yo, este Programa era la oportunidad de conocer de primera mano cómo se desarrolla la gestión diaria más allá de los límites de Guadarrama. Así, no lo dudé ni un momento, y tras consultar con mis compañeros y responsables, decidí enviar mi solicitud. La decisión sobre qué Parque Nacional elegir como posible destino fue bastante fácil: uno con características similares a las del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Poco tiempo después me comunicaron que no entraba dentro de los candidatos seleccionados, pero me dejaban en la lista de reserva por si había alguna baja. Esta era la respuesta que más o menos esperaba puesto que apenas llevaba un mes formando parte de este equipo. “Para otro año…” pensé, y así quedó la cosa.

Finalmente, quedó una vacante, y sin entrar en más detalles, me ofrecieron la posibilidad de realizar una estancia de una semana en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Además, iba a estar acompañado por Eduardo, un Agente Medioambiental de los Montes de Valsaín.

Estany de Llebreta. Autor: David López-CovarrubiasEstany de Llebreta. Autor: David López-Covarrubias

Y así fue como, tras una serie de casualidades, llegamos al bonito pueblo de Boí, donde pernoctamos las tres primeras noches.

Nuestra estancia comenzó en la Casa del Parque del sector de Aigüestortes, donde fuimos recibidos por los trabajadores del Parque. En ese momento conocimos a Pep, un Agente Rural que nos atendería durante dos jornadas. No pudimos tener mejor “guía”, ya que además de ser una persona encantadora, conocía esta vertiente del Parque como la palma de su mano. Mientras recorríamos la zona, pudimos intercambiar ideas sobre algunos aspectos de la gestión del uso público y conocer algunas infraestructuras como sendas adaptadas para personas con movilidad limitada, refugios de montaña públicos y privados, hablamos sobre el perfil de los visitantes de este Parque, etc. En definitiva, fueron dos días muy productivos donde nos llevamos una visión general de la zona.

El miércoles lo dedicamos a conocer parte de la Zona Periférica de Protección y del Área de Influencia Socioeconómica del Parque, acompañados en este caso por Meritxell, una persona entusiasta de su trabajo. Durante esta jornada, tuvimos la posibilidad de conocer el punto de vista de un ganadero sobre la realidad del entorno, y sus inquietudes respecto a la masificación de visitantes. También aprovechamos para conocer la gestión del Centro de Información de Senet, y posteriormente realizamos un recorrido a pie desde un área recreativa con gran afluencia de público en la zona. Increíble la gama de colores que pudimos contemplar durante ese recorrido: la naturaleza es increíble.

Por la tarde, de camino a nuestro próximo destino en la otra vertiente del Parque Nacional, ya “en el tiempo de descuento”, y gracias a las gestiones de nuestra anfitriona, pudimos acompañar a un miembro de la Fundación Oso Pardo durante una espera para poder observar a este particular habitante de la zona. No tuvimos suerte, otra vez será.

Al día siguiente amanecimos ya en Espot, y aunque la meteorología nos había acompañado durante los días previos, en el mes de octubre y en pleno Pirineo era de esperar que algún día lloviese, y así sucedió el jueves. Sin embargo, nuestra acompañante durante estos días, Montse, tenía todo organizado para poder aprovechar al máximo nuestra estancia. Montse es una persona especial, de esas con la que enseguida conectas.

Durante la cuarta jornada conocimos el funcionamiento de la Casa del Parque de Espot, donde pudimos realizar una primera toma de contacto con este sector. Realizamos un recorrido en coche atravesando unos bonitos pastos de montaña en la Zona Periférica de Protección y en el que pudimos realizar algunas paradas para conocer distintas infraestructuras de uso público y conversar con una alumna de una Escuela de Pastores de la zona. Esta zona tiene una gran tradición ganadera, tanto es así que en el pequeño pueblo de Llessui se encuentra el Ecomuseo de los Pastores del Valle de Assua. Este pequeño museo permite conocer el pasado y el presente de este oficio, y acompañados de María, otra trabajadora del Parque Nacional, pudimos tratar temas tan variopintos como la importancia arqueológica del Parque o la figura de los Guías en el Parque Nacional.

Y así llegamos a la última jornada de nuestra estancia, donde afortunadamente la meteorología nos volvió a sonreír. Comenzamos la jornada en el punto de información situado en Sant Maurici, tratando con el personal que se encontraba allí distintos problemas asociados al uso público del Parque, algunos de ellos también recurrentes en la Sierra de Guadarrama. Posteriormente, pudimos hacer una ruta a pie para conocer algunos parajes emblemáticos, como el Estany de Sant Maurici y Els Encantats. Durante este trayecto coincidimos con un trabajador de la cuadrilla de mantenimiento del Parque que nos explicó el funcionamiento de las actuaciones de limpieza y tipificación de los principales residuos encontrados.

Ya por la tarde, pudimos visitar el Bosque de La Mata de València, un increíble abetal situado en la Zona Periférica de Protección. Allí Montse nos contó la bonita leyenda de Los Minairons, unos duendecillos bastante traviesos que habitan aquellos bosques.

Y así nos despedimos de esta bonita zona que, sin duda, os recomiendo visitar. Fueron unos días muy enriquecedores, donde vi paisajes con colores que nunca antes había visto, conocí gente que recordaré durante toda mi vida y a la que no puedo hacer otra cosa que agradecer su atención y dedicación. Además, para un apasionado de la fauna salvaje como yo, caminar por los mismos bosques por los que todavía resuena el canto del urogallo pirenaico (Tetrao urogallus aquitanicus) o los terrenos que poco a poco va recuperando el oso pardo (Ursus arctos), supone un privilegio que si no fuera por este programa nunca hubiera podido disfrutar.

David López-Covarrubias
Técnico de uso público