Invertebrados
Los invertebrados son el grupo con mayor número de especies en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Su elevada diversidad y adaptabilidad a las condiciones climáticas del medio - bajas temperaturas, elevada innivación y pluviosidad, fuertes vientos y elevada radiación solar - acortan su ciclo biológico. Estas variables extremas han originado, fundamentalmente en los insectos, estrategias adaptativas muy variables, desde formas singulares y tamaños reducidos hasta el rango más diverso de coloridos, como la ornamentación de los élitros de especies de coleópteros, o el llamativo cromatismo de las mariposas.
En el Parque Nacional, la primavera y verano es la época por excelencia de tan llamativo espectáculo, periodo cuando las larvas de insectos tras pasar el invierno bajo el suelo, la nieve y hielo, emergen en sus fases adultas. Este proceso de metamorfosis común a todos los insectos, origina una explosión de vida y desencadena una carrera contrarreloj para asegurarse la descendencia en años venideros.
Dentro de esta fauna invertebrada, el grupo con mayor biodiversidad es los artrópodos, encabezado por la clase de los insectos. Sin embargo existen otros grupos, menos abundantes pero muy interesantes como moluscos y crustáceos, ligados fundamentalmente a zonas húmedas y humedales del Parque Nacional.
Entre los moluscos destacan Pisidium casertanum, característico de humedales del Macizo de Peñalara y cursos fluviales del Parque Nacional. Es un bivalvo de unos 4-5 mm de longitud y anchura menor de 4 mm. En zonas limosas de hábitats leníticos es abundante, con una distribución cosmopolita en toda Europa.
Los crustáceos, una clase de artrópodos, son característicos de los ecosistemas de aguas quietas del Parque Nacional. En general son invertebrados pequeños, destacando especies de cladóceros de los géneros Daphnia, Ceriodaphnia, Alona, y Chidorus entre otros. Quizá uno de los crustáceos más llamativos sea Chirocephalus diaphanus, un anostráceo de unos 37 mm con una distribución Paleártica. En el Parque Nacional se distribuye en sistemas lacustres temporales, de aguas oligotróficas, llegando sobrevivir a cotas superiores a los 2.100 metros de altitud. Sus poblaciones aparecen en verano, cuando se retira la cubierta nival de los humedales de montaña. Es monocíclica, por lo que sus huevos necesitan un periodo de desecación previo a la eclosión.
Como se ha comentado, el grupo más numeroso y representativo es el de los insectos. A nivel mundial se estima que entre el 70-80% de los seres vivos son insectos. Actualmente se conocen 900.000 especies de insectos en todo el mundo. En estimaciones para la Sierra de Guadarrama la horquilla de especies se sitúa entre los 15.000-20.000 insectos, es decir, el 1,65% del total mundial y el 35,5% de los insectos de la Península Ibérica.
Lepidópteros
Los lepidópteros pertenecen al orden más llamativo, vistoso y mejor estudiado en la Sierra de Guadarrama. Se han citado 124 especies de ropalóceros (mariposas diurnas) de las 224 catalogadas en la Península Ibérica, es decir, el 55% de las especies ibéricas se distribuyen en la Sierra de Guadarrama.
Es destacable la presencia de la mariposa Apolo, Parnassius apollo, perteneciente a la familia Papilionidae. De tamaño variable, 60-75 mm, destaca el colorido en sus alas blancas de 4 ocelos rojos y centro blanco, circunscritos de negro. Su distribución en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama se restringe a zonas montañosas, en laderas de prados alpinos, y turberas y zonas húmedas soleadas. En la Península Ibérica existen poblaciones aisladas en zonas montañosas, conociéndose más de 20 subespecies. En la Sierra de Guadarrama se han citado las subespecies escalerai y wyatti. Su planta nutricia principal es Sedum sp. En cuanto a su nivel de protección, está catalogada en la Comunidad de Madrid como En Peligro de Extinción, en el anexo IV de la Directiva Hábitats, anexo II del convenio de Berna, e incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.
La mariposa arlequín, Zerinthya rumina, es un papiliónido que se distribuye en los límites del Parque Nacional, en zonas inferiores a los 1.500 metros de altitud. Se trata de una mariposa de tamaño medio, 50 mm, muy característica por su alado multicolor (amarillo, negro y rojo), poco exigente en cuanto a hábitat aunque se limita a zonas de robledal con plantas de Aristolochia, ya que es su planta nutricia. En la Comunidad de Madrid se encuentra catalogada como De Interés Especial.
Otra mariposa muy particular es la hormiguera oscura, Phengaris nausithous, que se distribuye en la Sierra de Guadarrama en el Valle de El Paular. Se trata de una especie de la familia Lycaenidae, de tamaño pequeño, limitándose en la Península Ibérica a 4 localidades. Está catalogada como Vulnerable en el Catálogo Nacional, así como en los anexos II y IV de la Directiva Hábitats, y anexo II del convenio de Berna.
Otras mariposas muy significativas en la Sierra de Guadarrama, tanto por su historia, como su singularidad y fragilidad son los heteróceros – o mariposas nocturnas -. Cabe destacar, la mariposa isabelina (Graellsia isabelae) satúrnido de gran tamaño, que llega a alcanzar los 10 cms de envergadura. Fue descrita y descubierta en la Sierra de Guadarrama por Mariano de la Paz Graells, en el año 1848. Aunque inicialmente se la denominó Saturnia isabelae en honor a la reina Isabel II, más tarde se descubrió que pertenecía a otro género diferente, denominándose Graellsia en honor a Graells. No descubrió sólo este lepidóptero, sino que también describió varias especies de coleópteros. La “Graellsia”, denominada así en los ambientes serranos, posee una coloración de las alas verdoso claro, semitransparente, con franjas castañas que recorren sus nerviaciones, siendo muy práctico a la hora de camuflarse en los pinares de Pinus sylvestris. Está catalogada como de interés especial en la Comunidad de Madrid, incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección especial, incluida en los anexos II y IV de la Directiva Hábitats, y anexo II del Convenio de Berna. Aunque existe una pequeña población en los Alpes, se piensa que fue introducida, por lo que se considera endémica de la Península Ibérica.
Por tamaño, el Gran Pavón de noche (Saturnia pyri) es otro heterócero de gran envergadura. Llega a los 130 mm y es considerado como el lepidóptero más grande de Europa. Sus alas anteriores y posteriores son de color ocre a grisáceo, con líneas zigzagueantes de tonos rojizas, presentan cuatro ocelos muy marcados de colores ocres, marrones, ocres y negros. Su larva es de gran tamaño llegando hasta los 10 cm de longitud. Se distribuye por toda Europa y en la Sierra de Guadarrama se ha localizado en Miraflores, Rascafría y Cercedilla. En la Comunidad de Madrid está en regresión, por lo que está incluida en su catálogo como de Interés Especial.
Otras mariposas están catalogadas en la Comunidad de Madrid como vulnerables - Nymphalis antiopa, Ocnogyna latreillei y Euphydryas aurinia – incluso esta última se incluye en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección, y en el anexo II tanto de la Directiva Hábitats, como del convenio de Berna. Plebicula nivescens es otro ropalócero catalogado en la Comunidad de Madrid como Sensible a la alteración de su hábitat, tratándose de un endemismo de la montaña española. La subespecie estevita es la que habita en la Sierra de Guadarrama y es endémica de la zona.
Coleópteros
Los Coleópteros es el orden más diverso de los insectos. En España existen más de 10.000 especies, de las 350.000 especies descritas en todo el mundo. En la Sierra de Guadarrama está aún por determinar, aunque sólo cuatro familias (Carabidae, Chrysomelidae, Staphylinidae y Curculionidae) aglutinan más de 1.100 especies. Extrapolando, se podría estimar en torno a 2.500 especies de coleópteros los que se distribuyen en la Sierra de Guadarrama.
El carábido Calathus vuillefroyi es endémico de la Sierra de Guadarrama. De color negro su tamaño es de 15 mm, distribuyéndose en el Parque Nacional por encima de los 1.900 metros. Vive en zonas con humedad bajo piedras entre piornos y enebro rastrero. Está catalogado en la Comunidad de Madrid como Sensible a la alteración de su hábitat.
Otros carábidos endémicos son Nebria vuillefroyi, Leistus constrictus, Ocydromus carpetanum y Platyderus varians, endemismos del Sistema Central en el primer caso, y de la Sierra de Guadarrama los siguientes. Se trata de especies de pequeño tamaño, menores de 15 mm, que tienen las cumbres del Parque Nacional como su hábitat. Viven en cotas superiores a los 2.000 metros, en zonas húmedas de deshielo (N. vuillefroyi y O. carpetanum); en pinares, piornales y cervunales entre los 1.700-2.400 metros (P. varians); y en pinares de pino silvestre (L. constrictus).
Uno de los más llamativos en la Sierra de Guadarrama es el lucánido Lucanus cervus, o Ciervo volante, donde los machos llegan a los 80 mm. Se trata del coleóptero más grande de Europa, de color rojizo y los machos con mandíbulas de gran tamaño en forma de astas de ciervo, de ahí el origen de su nombre. Las larvas son xilófagas, se alimentan de madera en descomposición de robles y encinas, y los adultos de la savia de estos mismos árboles. Por ello, su distribución se limita a zonas de encinar y rebollar de la Sierra de Guadarrama. Está catalogado como Vulnerable en la Comunidad de Madrid, incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, en el anexo II de la Directiva Hábitats, y en anexo III del convenio de Berna.
Dentro de la familia de los cerambícidos existen varias especies destacables en la Sierra de Guadarrama. El gran capricornio, Cerambix cerdo, es una especie xilófaga, generalmente de Quercus ssp., aunque también se ha asociado a otro tipo de arbolado. Su larva se alimenta de la madera muerta de éstas, durante 3-4 años antes de metamorfosear a adulto. Puede llegar a los 60 mm de longitud aunque es muy variable en función de la dieta en la fase larvaria. La distribución es euroasiática, aunque más ligada a la zona mediterránea. En la Sierra de Guadarrama se ha citado en robledales fundamentalmente, en la localidad de Cercedilla. La especie está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en los anexos II y IV de la Directiva Hábitats.
Otro cerambícido muy característico de la Sierra de Guadarrama es Iberodorcadium hispanicum. Se trata de un coleóptero de unos 20 mm de longitud con élitros vellosos negros, en ocasiones tornando a pardo, con dos líneas de color blanco paralelas en cada élitro. Es muy abundante en los meses primaverales en zonas de cervunal o praderas alpinas, con o sin dominio de piornal. Es muy parecido a Iberodorcadium graellsii e I. ghilianii, bastante comunes en la Sierra de Guadarrama. Estas tres especies son endémicas de la Sierra de Guadarrama. Se debe fundamentalmente al aislamiento por ser especies no voladoras, lo que ha supuesto la diferenciación a especies y subespecies típicas de la Sierra de Guadarrama. I. hispanicum está catalogada en la Comunidad de Madrid como Sensible a la alteración de su hábitat.
Otros insectos
Entre los ortópteros, o saltamontes, existen varias especies con ciertas peculiaridades. Podisma carpetana, es un ortóptero catalogado en Peligro de Extinción en la Comunidad de Madrid. De color marrón oscuro, con anillos de los segmentos abdominales verde amarillentos. La subespecie de la Sierra de Guadarrama es la carpetana, y es la Sierra de Guadarrama la única localidad conocida.
Otro ortóptero muy común en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, es la chicharra de piornal o de montaña, Steropleurus stalii. Se trata de una especie muy abundante en las cumbres y entre piornos durante la época estival. Su color, en estado maduro, es el castaño oscuro, dominando el verde oliváceo en estados más inmaduros. Los segmentos abdominales poseen una coloración más clara, ligeramente beige, en su zona terminal.
En cuanto a los insectos sociales - las hormigas -, abundan en la Sierra de Guadarrama. Se han citado 102 especies diferentes de hormigas en la Sierra, si bien, la Hormiga roja (Formica rufa) es la más abundante y característica del Parque Nacional. Origina grandes montículos formados por acumulación de acículas, y piorno en cotas superiores, llegando a alcanzar el medio metro de altura. Aunque su límite de distribución normal es el pinar, se ha observado en cotas hasta los 2.000 metros de altitud.
En los ecosistemas acuáticos del Parque Nacional, se desarrollan especies de insectos que dependen de una buena calidad del agua para su desarrollo. Son especies de tricópteros, odonatos, efemerópteros y plecópteros. Todas las especies de estos órdenes poseen un desarrollo larvario acuático, y el ciclo de vida de algunas especies dura hasta tres años (por ejemplo Perla marginata).
Es destacable la elevada riqueza taxonómica de tricópteros en el Parque Nacional. Viven en las cabeceras de arroyos y ríos de la Sierra de Guadarrama y muchas de ellas son endemismos ibéricos (Larcasia partita, Athripsodes braueri, Thremma tellae, Limnphilus guadarramicus, Catagapetus maclachlani, Agapetus segovicus). Destaca el limnefílido Allogamus lauretaus, endemismo de la mitad norte peninsular. Aunque de aguas lóticas, ha llegado a colonizar la Laguna Grande de Peñalara. Esta especie está catalogada como Sensible a la alteración del hábitat en la Comunidad de Madrid.
En cuanto a los efemerópteros, destacan varias especies de los géneros Habrophlebia, Baetis, Cloeon, Serratella, Ephemera, Siphlonurus, Drunella, Heptagenia, Epeorus, Ecdyonurus, etc. En la Sierra de Guadarrama se limitan a arroyos y ríos de cabecera, aunque también colonizan tramos medios de los ríos. Destacan por su carácter endémico Serratella hispanica y Drunella paradinasi, ambas descubiertas y descritas en los ríos nacientes del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (ríos Eresma y Lozoya). Están catalogadas como Sensibles a la alteración del hábitat en la Comunidad de Madrid.
Los plecópteros es el grupo de insectos más exigente, en cuanto a calidad del agua. Se desarrollan en cabeceras y tramos altos de los cursos fluviales del Parque Nacional, en general de aguas muy frías y bien oxigenadas. Sus larvas son acuáticas, y dependiendo de la especie, pasan de meses hasta años en estado larvario, para desarrollarse en adultos voladores en la época primaveral o estival generalmente. La vida en estado adulto, aunque es variable dependiendo de la especie, dura de unos pocos días a algunas semanas, el tiempo suficiente para reproducirse y depositar la puesta de nuevo en los ecosistemas acuáticos. Las especies de plecópteros más características de la Sierra de Guadarrama son: Dinocras cephalotes, Perla marginata, Amphinemura guadarramensis (endémica), Protonemura navacerrada (endémica, mitad norte peninsular), Protonemura hispanica (endemismo peninsular), Protonemura pyrenaica subsp. asturica (endémica de la mitad norte peninsular), Brachyptera arcuata (endemismo peninsular), y hasta 9 especies del género Leuctra, destacando Leuctra madritensis, por tratarse de una especie endémica de la mitad norte peninsular, y está catalogada en la Comunidad de Madrid como Sensible a la alteración de su hábitat.
En cuanto a los odonatos, que incluye a las libélulas y caballitos del diablo, en el Parque Nacional habitan varias especies. En los cursos fluviales de cabecera destaca Cordulegaster boltonii, siendo sustituida en tramos más bajos de arroyos y ríos por Calopteryx virgo, Boyeria irene y Onychogomphus uncatus.
Cordulegaster boltonii es por excelencia la libélula de los ríos y arroyos montanos. Es una libélula de gran tamaño, de coloración negra con manchas amarillas a modo de anillos, y ojos de color verde grisáceo. Su distribución es europea y del norte de África. En el Parque Nacional habita en los remansos limosos de aguas rápidas y frías de cabecera.
Otros odonatos habitan los humedales del Parque Nacional, como Aeschnea juncea, A. isosceles, A. affinis, Pyrrhosoma nymphula, Libellula depressa y L. quadrimaculata, en concreto en el sitio Ramsar del macizo de Peñalara.