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100 apuntes científicos
Comenzábamos el blog en julio de 2015, con el objetivo de difundir los trabajos que el Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación realiza para apoyar la gestión y conservación del parque nacional. En estos casi cinco años, con la colaboración puntual de diversos investigadores, hemos recolectado 100 apuntes divulgando el conocimiento científico de la Sierra de Guadarrama.
Una de las temáticas recurrentes del blog de investigación ha sido la salud de los ríos de la sierra, a través de una visión ecológica de nuestros ríos. En general los ríos de la Sierra de Guadarrama presentan una calidad ecológica muy buena y, de hecho, algunos de ellos han sido declarados Reservas Naturales Fluviales, con importantes retos para su conservación. Os hemos ido contando como iniciábamos las campañas de muestreo, en ocasiones preocupados por la falta de lluvias. También os hemos contado como hemos medido la evolución de la temperatura del Río Lozoya por medio de registradores automáticos, entre otras razones porque sabemos que el cambio climático está afectando a los ríos de la Sierra de Guadarrama. También utilizamos registradores automáticos de datos en un arroyo en el que la conductividad -la concentración de sales- es aproximadamente 10 veces mayor que en otros arroyos similares de la sierra. De esta manera estamos intentando cuantificar el posible impacto ecológico que tiene este agua salada procedente del aporte de sal a las carreteras en la temporada invernal. Pero hemos querido especialmente destacar que la restauración del Río Manzanares es un paso imprescindible en la conservación de La Pedriza. En 2016 ya vimos la recuperación de un ecosistema herido por la actividad del baño, una tendencia que se ha ido consolidando en 2018, 2019, y los espectaculares resultados de 2020. En definitiva tenemos un conocimiento bastante bueno del estado ecológico de los ríos serranos, así como de los principales problemas que afrontan. Incluso hemos desarrollado un sistema específico para evaluar su estado de conservación.
En el blog tampoco hemos dejado de lado la información sobre las más de 350 láminas de agua, entre charcas y lagunas de alta montaña. En la primera publicación comentábamos la instalación de un sistema para medir el oxígeno de la laguna Grande de forma continua, ya que es un parámetro clave para establecer su estado de conservación. En esta laguna se realizó una restauración ecológica paradigmática, acompañada de un intenso seguimiento limnológico, algunos de cuyos resultados presentamos en el Congreso Ibérico de Limnología. Además de permitirnos tomar medidas de gestión para evitar su degradación, los datos ecológicos recogidos contribuyen a conocer cómo funcionan los lagos de alta montaña en aspectos tan desconocidos como la ecología bajo la cubierta de hielo. Un hielo desgraciadamente cada vez más escaso resultado del calentamiento global. Unos cambios en los ecosistemas acuáticos que se pretenden estudiar con charcas artificiales.
El macizo que alberga la laguna de Peñalara puede considerarse el corazón del parque nacional, y en él se centran gran parte de los esfuerzos para monitorizar aspectos ecológicos esenciales como el ciclo hidrológico, sometido tanto a gélidas primaveras como a inviernos veraniegos. Y es que, conscientes de la enorme importancia de las condiciones climáticas para los hábitats y especies que pueblan la sierra, ya desde el antiguo Parque Natural de Peñalara se apostó por conocer en detalle la meteorología en el parque nacional, con la participación posterior en un consorcio para monitorizar la Sierra de Guadarrama. Uno de los resultados más satisfactorios de estos trabajos fue la realización de una tesis sobre la precipitación en la Sierra de Guadarrama, que cuando se produce con suficiente intensidad en áreas de montaña puede llegar modificar la fisonomía de una ladera por deslizamiento de rocas o, en terminología popular, vejiga. No es el único fenómeno extremo del que hemos hablado, ya que también hemos sido testigos de dos importantes aludes de nieve. Un parque nacional de montaña, como el de la Sierra de Guadarrama, está fuertemente condicionado por la presencia de nieve y por ello procuramos colaborar en aquellos estudios sobre criosfera y zonas de montaña. Es seguro que el cambio climático va a afectar al parque nacional, y por ello desde el Centro de Investigación, Seguimiento y Evaluación hemos participado tanto en el primer como en el segundo Seminario de Adaptación al Cambio Climático organizado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN).
El factor climático ha sido el hilo conductor en algunas de nuestras publicaciones sobre flora y vegetación, otra de las temáticas más recurrentes. Así, hemos intentado explicar cómo están cambiado tanto las comunidades vegetales de pastos de cumbre, como los robledales de las laderas a menor altitud. También nos hemos preocupado de especies que todavía resisten en la sierra, tales como los fresnos relícticos. Algunos proyectos científicos con los que ha colaborado el parque nacional precisamente se centran en desentrañar los efectos del cambio climático sobre la flora en las montañas de Guadarrama, dado que los datos obtenidos en los últimos años han permitido establecer una detallada descripción geobotánica en la Sierra de Guadarrama.
Lamentablemente, otras especies de flora como los olmos de montaña también están amenazados, en esta caso por un brote de grafiosis. Hemos establecido una estrecha colaboración con el IMIDRA y la Universidad Politécnica de Madrid (Escuela de Ingenieros de Montes) con el objetivo de salvar juntos los olmos de montaña, aunque en ocasiones nos preocupe la baja producción de semillas viables. En otras especies, nos preocupa el efecto que la caza puede tener sobre determinadas aves con un papel fundamental en la dispersión de semillas de estas especies protegidas, como el caso de los serbales y mostajos. En el blog hemos presentado un informe que recoge aquellas especies de flora más interesante del parque nacional, e incluso os hemos retado a buscar las especies desaparecidas del parque nacional a lo largo de los años. Si no sois capaces de encontrarlas, al menos si podréis reconocer las flores de otoño más características.
Otra amenaza sobre la vegetación es la contaminación atmosférica, que gracias al CIEMAT sabemos que llega hasta las cumbres de la Sierra de Guadarrama. La elevada concentración de ozono troposférico o el depósito atmosférico de nitrógeno suponen riesgos para la conservación de los hábitats de la sierra, tal como se está demostrando en los estudios de sensibilidad de la vegetación a la contaminación atmosférica.
Otro de los temas fundamentales del blog ha sido la fauna del parque nacional. En el caso de la cabra montés, dada la relevancia social de su gestión, hemos publicado varias entradas: desde preguntarnos ¿alguna vez hubo cabra montés en la Sierra de Guadarrama? a desvelar los procedimientos que empleamos para saber cuántas cabras montesas hay. Los censos y estudios realizados señalan que la población de cabra ha subido sin parar los últimos años, y como consecuencia de ello se producen daños a la vegetación por herbivoría, así como una importante erosión que afecta a los hábitats en los que está presente la cabra montés. Por ello nos preguntamos si las cabras y plantas son compatibles.
Otra especie a la que hemos prestado especial atención es el corzo, por su papel fundamental en la dieta del lobo y por su curioso ciclo reproductivo. En el parque nacional se realiza un seguimiento del corzo que ha obtenido multitud de resultados, muchos de ellos plasmados en una tesis. Sobre el corzo os hemos comentado algunas curiosidades como su desmogue en noviembre y os hemos alertado para que si veis algún corcino ¡no los recojas ni los toques, no están abandonados! Sobre esta especie, al igual que con la cabra montés y el lobo, estamos realizado estudios para determinar su estrés como una indicador de los problemas que pueden experimentar estas especies. Alguna de estas fuentes de estrés puede llegar a ser llamativas, como por ejemplo el ruido de las carreteras.
Algunos de los resultados sobre la cabra montés y el corzo en la Sierra de Guadarrama los hemos presentado en el IV Simposio sobre el corzo en la Península Ibérica, en la reunión anual de ungulados silvestres ibéricos RUSI o en el XIV Congreso de la SECEM.
También hemos escrito sobre el desmán ibérico, un mamífero en serio peligro, y que hace años habitaba frecuentemente los arroyos de la Sierra de Guadarrama. Estamos trabajando en desentrañar las razones de su declive, pero ya se conoce que unos de los factores clave que habrá que tener en cuenta en su posible reintroducción será su respuesta frente al cambio climático. En otras especies tenemos más claro cuáles son sus amenazas, como puede ser el caso de la introgresión genética de la perdiz roja como consecuencia de la repoblación con perdiz de granja en cotos de caza próximos al parque nacional. De hecho, el parque nacional podría convertirse en el último refugio para esta especie. Probablemente no sea la única, también creemos que la sierra es el refugio de los matacanes del parque nacional. Y es que la Sierra de Guadarrama es un notable punto de biodiversidad para muchos grupos faunísticos, pero también barrera. Son numerosas las especies que previsiblemente se verán afectadas por el calentamiento global en esta sierra, influenciadas por su distribución al norte y sur de esta cordillera. Lamentablemente, y a pesar de nuestros esfuerzos, algunas se sumarán a la lista de los mamíferos perdidos del Parque Nacional. En otros casos, quizá seamos capaces de tomar medidas de gestión encaminadas a mejorar la situación de determinadas poblaciones de aves, como la recuperación de las poblaciones de conejo como base de la dieta del buitre negro. También tenemos que buscar alternativas para evitar problemas con otras aves, como puede ser el mortal empacho de sal de los piquituertos.
En nuestro blog apenas hemos hablado de los anfibios, uno de los grupos con mayor riesgo para su conservación ya que han sido ampliamente tratados en nuestro blog hermano SOS anfibios Guadarrama. En ese blog encontraréis todos los trabajos de conservación de anfibios que se realizan en el parque nacional.
En el blog sí hemos querido además hablaros de otro importantísimo grupo de animales, los invertebrados. Probablemente hayáis oído alguna vez los enormes problemas a los que se enfrentaría la humanidad en una vida sin insectos. Algunos son muy llamativos, como las libélulas y caballitos del diablo, lo que nos llevó a presentároslos como los dragones del Parque Nacional. Igual de conspicuas y atractivas son las mariposas apolos, montañesas y sátiros, un grupo utilizado como indicadores del cambio global. Pero otras especies pasan completamente desapercibidas, como los invertebrados que viven en el subsuelo de la Sierra de Guadarrama. Tan desconocidas que hace bien poco se ha descubierto un nuevo "milpiés" en la Sierra de Guadarrama.
Nuestra visión de la sierra será necesariamente parcial si no somos capaces de comprender las funciones esenciales de los invertebrados, como puede ser el caso de los escarabajos comedores de madera, o las complejas interacciones entre las plantas, la sequía y los enemigos naturales. Este último aspecto se intenta desentrañar en un proyecto de un equipo multidisciplinar de investigadores de diferentes universidades europeas. Pero, ¿quién habría dicho por aquel entonces que, tras el seguimiento invernal del proyecto de la fresa silvestre, los trabajos de investigación se verían condicionados por el confinamiento y la pandemia?
Son tiempos de mucha incertidumbre, aunque una de las pocas certezas que tenemos es que la protección de los ecosistemas repercute directamente en la salud pública. Hace tiempo que defendíamos esta idea, concretándola en un repaso a los beneficios mentales, físicos y sociales de los bosques. Pero para garantizar que la visita del parque nacional respeta su conservación, es necesario establecer sistemas para cuantificar los visitantes, así como realizar un perfil de los usuarios del parque nacional. También es necesario desarrollar una regulación específica de determinadas actividades, como por ejemplo la escalada. Pero el parque nacional no es solo un espacio para el ocio y las actividades recreativas. También hemos querido dar unas pinceladas sobre los usos tradicionales como la ganadería, la gestión forestal adaptativa, los prados de siega o, desde una perspectiva histórica, la caza en el libro de la Montería de Alfonso XI. Y es que la Sierra de Guadarrama es un escenario complejo, sometido a diferentes presiones e intereses, y por ello es necesario una reflexión colectiva sobre su futuro. Un futuro que necesariamente debe abordarse con una perspectiva científica, apoyada en evidencias sólidas, como por ejemplo las que se presentaron en las Jornadas de Investigación de la Red de Parques Nacionales de 2015, 2017 y 2018.
Como veis, a lo largo de estas 100 entradas hemos querido transmitir a los amigos del parque nacional algunos de los aspectos más relevantes de la Sierra de Guadarrama, a través de una mirada científica sobre el territorio, sus habitantes y los procesos que han marcado y marcarán su futuro. Esperamos seguir contándooslo en próximas entregas.
Equipo Técnico del Parque Nacional